¡Hola, amigas de la buhardilla! Aquí me tienen de nuevo (últimamente hasta yo misma me asombro de la frecuencia con que posteo...) para continuar agregando detallitos decorativos a mi cocina. Pero previo a entrar en el sencillo proyecto de hoy, hay un par de cosas que quisiera compartir con todas ustedes. Ahí van:
1) En primer lugar, agradecer de todo corazón la cálida acogida que me han brindado las chicas que participan en los "Findes Frugales" de Colorín Colorado. Hace años que venía mostrando mis modestos trabajos en distintas fiestas virtuales -mayormente convocadas por artesanas de Estados Unidos-, pero jamás me había sentido tan mimada y arropada como lo he sido por parte de este estupendo grupo de mujeres que se juntan los viernes en el blog de Marce, provenientes de distintos puntos del mundo hispanoparlante, para compartir sus ideas creativas, inspirarse y alentarse mutuamente. Por eso, más allá de haber puesto mi mejor esfuerzo en responder individualmente sus comentarios y retribuir la visita a cada uno de sus blogs, me pareció que ameritaba también hacer esta mención como muestra de mi profunda emoción y gratitud por el afecto recibido. Por si quedaba alguna duda: a cariñosas y efusivas, nadie gana a las latinas en el mundo entero...
2) Con toda esta movida de conocer gente nueva, me ha pasado varias veces de intentar seguir un blog determinado con Google Friend Connect (GFC), y que me salten repetidos mensajes de error; por otro lado, varias de las chicas que comentaron aquí en la buhardilla expresaron también haber pasado por lo mismo tratando de hacerse seguidoras... Por eso les cuento el truquito que estoy usando ahora (y ME RESULTA): en vez de hacerme seguidora a través del botón azul "Participar en este sitio" -colocado normalmente en la sidebar de cada blog-, lo que hago es acceder directamente a mi propio escritorio de blogger -usando el botoncito naranja arriba y a la izquierda de mi blog- y una vez allí, buscar el blogroll, o sea el listado de blogs que sigo: en el menú de la izquierda, debajo del título "Lista de lectura" hay un botón de "Añadir", que al pulsarlo nos abre una ventanita emergente donde podemos copiar la URL del blog al que queremos suscribirnos y a continuación pulsamos "Seguir". Para comprobar si funcionó, sólo tenemos que volver a entrar a la página de dicho blog -actualizada- y verificar que nuestro ícono figure ya entre los seguidores... Es un poco más complicado, pero al menos nos permite continuar suscribiéndonos a los lindos nuevos blogs que vamos conociendo, mientras Mr. Google se digna solucionar sus conflictos internos ;)
Bien, cumplidos los prolegómenos, pasemos directamente al taller. Lo que quería mostrarles en esta oportunidad es un rústico cajoncito de herramientas que compré hace mucho tiempo en una feria vecinal por moneditas, con miras de transformarlo en un centro de mesa para colocar flores, velas y similares. Llegué incluso a darle una mano de imprimación blanca; pero después surgió todo el lío de la mudanza, y en el traslado, apretado entre otras tantas piezas inconclusas, tuvo la mala fortuna de que se quebrase por accidente uno de sus laterales. Así estaba cuando lo reencontré, algunas semanas atrás...
Sólo que esta vez, en pleno "operativo cocina", estaba destinado a tener mejor suerte: se me ocurrió que sería el soporte ideal para contener mis amorosas macetitas de cerámica con renuevos de lavanda y romero (sí, las mismas que encabezan este post). En seguida me aboqué a conseguir otro pedazo de madera que pudiera sustituir la pieza faltante, y lo encontré en uno de esos cajones de fruta que siempre andan por ahí "por si hacen falta"...
Encolé los bordes con cola de carpintero, ubiqué el nuevo lateral en su sitio y lo sujeté con cinta de papel para mantenerlo firme; luego dejé secar una noche completa, y al día siguiente ya estaba listo para la etapa de "maquillaje". Comencé con una limpieza profunda y una nueva mano de imprimación en la pieza agregada a fin de igualarla con el resto; a continuación apliqué en todo el cajoncito una mano de esmalte sintético blanco, que en mi experiencia otorga un acabado más resistente y duradero que las pinturas al látex (ATENCIÓN: el esmalte sintético tarda bastante más en secar que las pinturas al agua, sobre todo en climas húmedos, por lo que conviene darle su tiempo y asegurarse de que no esté nada pegajoso al tacto antes de seguir manipulando el objeto). Una vez seco, procedí a lijar suavemente los cantos y el asa para darle cierta apariencia de "usado".
Sólo que esta vez, en pleno "operativo cocina", estaba destinado a tener mejor suerte: se me ocurrió que sería el soporte ideal para contener mis amorosas macetitas de cerámica con renuevos de lavanda y romero (sí, las mismas que encabezan este post). En seguida me aboqué a conseguir otro pedazo de madera que pudiera sustituir la pieza faltante, y lo encontré en uno de esos cajones de fruta que siempre andan por ahí "por si hacen falta"...
Encolé los bordes con cola de carpintero, ubiqué el nuevo lateral en su sitio y lo sujeté con cinta de papel para mantenerlo firme; luego dejé secar una noche completa, y al día siguiente ya estaba listo para la etapa de "maquillaje". Comencé con una limpieza profunda y una nueva mano de imprimación en la pieza agregada a fin de igualarla con el resto; a continuación apliqué en todo el cajoncito una mano de esmalte sintético blanco, que en mi experiencia otorga un acabado más resistente y duradero que las pinturas al látex (ATENCIÓN: el esmalte sintético tarda bastante más en secar que las pinturas al agua, sobre todo en climas húmedos, por lo que conviene darle su tiempo y asegurarse de que no esté nada pegajoso al tacto antes de seguir manipulando el objeto). Una vez seco, procedí a lijar suavemente los cantos y el asa para darle cierta apariencia de "usado".
Claro que para estar a tono con mi nueva cocina French Country, necesitaba algún toquecito adicional... sí, ya adivinaron, aquí también aterrizó una inscripción en francés!
Preparé el letrero en un procesador de imágenes -yo suelo usar para esto Photoscape- escribiendo la frase en fuente Edwardian Script, pero esta vez no usé los sofisticados métodos de transferencia de otros trabajos, sino que me limité al más simple y elemental de todos: imprimí las letras al derecho, rayé con lápiz de dibujo por el revés y calqué con una lapicera sin tinta directamente sobre la madera pintada. Después, rellené las letras cuidadosamente con un marcador permanente de punta fina.
Como el resultado se veía algo "rígido", decidí desgastarlo un poco, y para ello probé a lijar con mucha suavidad en un extremo del letrero. Conclusiones preliminares: la lija, aún la de grano más fino, corre ligeramente la tinta del marcador, lo cual no era el efecto que yo buscaba (solución: limpiar la zona con un paño embebido en alcohol hasta quitar los "borrones", y retocar con el marcador las letras que hayan sido afectadas). Después de pensarlo un poco, casi por casualidad di con la solución: una goma de borrar lápiz, de las que por aquí llamamos "goma de pan" -NO las de borrar tinta, que son mucho más ásperas y corrosivas-. Frotando apenas con la goma sobre la superficie escrita, se va desgastando tenuemente y en forma localizada sin dejar manchas o borrones de ninguna especie, dando así la impresión de que la escritura se ha desteñido con el tiempo.
Y así se ve finalmente el cajoncito de las hierbas... ¿verdad que es todo un detalle?
Para ser franca, aún después de hacer las fotos siento que todavía le falta algo... ¿un trozo de puntilla teñida con té, o un moño de hilo sisal atado en el asa, tal vez? ¿Una flor de arpillera? ¿Esténciles o decoupage en los extremos? ¿Qué le agregarían ustedes? Me encantaría escuchar sugerencias...
Por ahora las voy dejando, porque tengo una cita impostergable con la máquina de coser para la última fase del "operativo"... ¡Nos reencontramos en cualquier momento, que tengan una linda y creativa semana!