Fase 2: Con los recortes que sobraron...

¿Se acuerdan que en el post anterior les contaba de mi incipiente romance con la sierra caladora? Bueno, hoy debo confesar que a la vez que una empieza a jugar con este "chiche", después no es fácil parar... ¡al menos mientras haya madera disponible! Cuando corté los estantes y sus soportes para la cocina, sobraron unos restos de tablas que quedaron por ahí boyando en el taller; entonces en un rato libre decidí practicar con mi nueva amiga, sólo para acostumbrar un poco más el pulso... y empecé a cortar curvas caprichosas aquí y allá, mientras mi hijito se entretenía adivinando formas en cada trocito de madera que caía al suelo. "Éste se parece a la aleta de un tiburón", decía muy serio mientras se lo colocaba en la cabeza y simulaba nadar a mi alrededor. "Y ése otro más grande, ése parece un dinosaurio!" (aquí mami se pliega al juego y hace algunos cortecitos adicionales para que el dinosaurio tome una forma más reconocible...)

Y en medio de las adivinanzas, me topé con un recorte que se asemejaba a una joroba de camello. Aunque mirándolo bien, también podría ser... ¡el brazo de un portarrollos de cocina! (siempre y cuando lograra cortar otro más o menos parecido, desde luego).

Entusiasmada con la idea, busqué por ahí hasta dar con un viejo estante rescatado de la volqueta para que me sirviera de base; y a fin de que no se sintiera menos, le diseñé también algunas curvitas. 

Tras encolar y tornillar para darle firmeza a la estructura, se me ocurrió engalanar un poco el conjunto con los ya clásicos apliques de yeso caseros que aprendí con Carol de The Polka Dot Closet; y después de una mano de fondo blanco y dos de esmalte sintético, esto es lo que resultó!

El efecto "envejecido" se lo di aplicando betún de Judea con esponja en algunos sectores como bordes y esquinas. Y para colgar el rollo utilicé un trozo de barrote de cortina que se había quebrado, así como los punteros torneados del mismo barrote (y después me preguntan por qué siempre guardo ese tipo de cosas!)

Pero el asunto no paró ahí: con otras dos pequeñas piezas curvas (que según mi imaginativo retoño formaban juntas la cabeza de un delfín) más unos listones sobrantes de otros trabajos, armé un pequeño soporte para mis especias y condimentos...

La tablita marrón de la parte superior venía con un lote de maderas que mi compañero recuperó hace unos días de la basura de unos vecinos, y me gustó para dejarla con su bonito color original; sobre ella calqué y pinté con acrílico blanco la palabra ÉPICES (no puedo con mi genio francófilo! :D)

Y así quedó el especiero terminado...

[NOTA AL MARGEN: los frasquitos de especias los conseguí hace años en el Ejército de Salvación por U$S 0.50, y las etiquetas las imprimí por esa misma época con un diseño que bajé de Internet. Visto que en algunas de ellas la tinta se ha desvanecido o corrido ligeramente con el uso, estuve tentada de hacer etiquetas nuevas... pero luego decidí que dichas "imperfecciones" les daban un lindo toque vintage, así que las dejé como estaban. Parece que mi batalla contra el odioso perfeccionismo no está del todo perdida...].

Antes de terminar, quisiera pedirles disculpas porque como seguramente habrán notado, la calidad de mis fotos ha menguado notablemente en los últimos posts. La verdad es que solía fotografiar para el blog con la cámara semi profesional de mi marido, pero a fines del año pasado durante un viaje, los "amigos de lo ajeno" se hicieron con ella y hasta ahora no hemos podido reponerla; de modo que por el momento me estoy manejando con una pequeña cámara de bolsillo que una amiga gentilmente me prestó para que pudiera continuar mostrándoles mis proyectos. Obviamente la resolución, el color y el enfoque son bien diferentes a lo que estaba acostumbrada, pero al menos ya no estoy gráficamente incomunicada... así que en vez de lamentarme, prefiero agradecer lo que tengo y continuar esforzándome igualmente por obtener la mejor calidad de fotos posible.

Bien, con esto me despido por ahora, deseándoles a todas una linda y creativa semana. Ah, y les cuento que estos trabajos van a participar en el próximo Finde Frugal organizado por Marcela, de Colorín Colorado... ¡Las invito a darse una vueltita por ahí el viernes, seguro que al igual que yo encuentran ideas de lo más inspiradoras!