Mi abuela materna falleció cuando yo tenía apenas cuatro años y medio, por lo que son muy contados los recuerdos "reales" que mi memoria conserva de ella; apenas unas pocas imágenes borrosas, como escenas descoloridas de una vieja película.
Pero lo curioso es que estas reminiscencias queridas (que he atesorado en lo más sagrado de mi corazón por más de cuarenta años) se hallan impregnadas de sensaciones intensamente aromáticas: en una de ellas, recuerdo entrar a su casa -adonde habíamos sido invitados a almorzar- y encontrarme de pronto completamente envuelta en un delicioso aroma a arroz con leche con canela; en otra, creo verla tendiéndome los brazos, enfundada en un vestido estampado en lila, y al correr a abrazarla, percibir en su tersa mejilla un suave y delicado perfume a violetas silvestres...
Fuente |
Era una mujer de contrastes, mi abuela; al menos eso es lo que he concluido tras escuchar lo que diversas personas que la conocieron me cuentan sobre ella. Unos la evocan dulce, elegante y de modales delicados; otros la rememoran seria, estricta y de temperamento firme. Criada en el campo y sorprendida tempranamente por la maternidad (dicen que parió a mi madre a la orilla del arroyo, donde las mujeres de la familia se ganaban la vida lavando ropa para los hacendados de la zona), emigró a la capital y se las ingenió para adquirir un oficio -el de modista- con el que poder traer consigo a sus hijas y darles la mejor crianza que le permitieron sus posibilidades. Amaba las flores, los crucigramas y la música clásica (mi madre, que tiene hoy casi ochenta años, todavía recuerda los nombres de las arias de ópera que escuchaban juntas en la radio); y era tan exigente y detallista con los deberes escolares de sus niñas como con las finas prendas que confeccionaba con buen gusto y habilidad profesional.
Por alguna razón, a pesar de su temprana desaparición física -una fulminante enfermedad se la llevó con cincuenta y pocos años-, mi abuela ha sido siempre una presencia constante en mi vida y en mi corazón. Y hablo de una presencia tangible, cotidiana, muy distinta de la nostalgia impotente con que solemos echar de menos a los seres queridos que partieron antes que nosotros. De hecho me encanta "conversar" con ella mientras, a solas en el cuarto de costura, me afano en alguna labor especialmente complicada; y su impronta amorosa se esparce desde la cocina hacia el resto de la casa cada vez que preparo arroz con leche, el postre preferido de mi familia. E incluso en algunos momentos especialmente borrascosos de mi vida personal, cuando me he encontrado sola y sumida en la tristeza, el desamor y la desesperanza, más de una vez creí sentir una especie de abrazo invisible, una energía cálida y protectora que me rodeaba y que, de forma inconfundible, olía sutilmente a violetas...
Fuente |
A lo largo de los años he intentado hacerme con alguna de estas plantas, para tenerlas cerca y disfrutar de sus modestas y perfumadas florecillas en homenaje a esta mujer tan especial y querida; pero extrañamente, una especie antaño tan común que crecía casi salvaje en los jardines, ahora parece haberse extinguido por completo. No obstante, cada vez que aspiro al pasar algún aroma inspirado en la sugestiva fragancia de las violetas, o siquiera veo una fotografía o una pintura que las representa, mi espíritu vuela al encuentro de mi amada abuela, y casi puedo imaginarla sonriendo...
Por eso, cuando encontré este exquisito diseño de servilleta, supe que tenía que usarla en alguna labor muy personal, un objeto que pudiera ubicar a la vista para disfrutar a menudo de las entrañables evocaciones que me despierta.
Entonces recordé una vieja caja de madera comprada por monedas en la feria, y que había permanecido olvidada durante años en algún rincón... y supe que había llegado el momento de transformar a otra Cenicienta en un auténtico "cofre de los recuerdos".
La elaboración fue simple: bastante lija, una mano de gesso blanco, una de látex blanco en el exterior y dos manos de acrílico lila en la parte interior.
Luego ubiqué el diseño en el centro de la tapa, y lo enmarqué con otra servilleta con dibujo de vichy color violeta, con la cual también cubrí los laterales de la caja.
En el interior, otro modelo de servilleta que integré cubriéndolo todo con una veladura en color lila muy tenue.
Un marco de puntillas blancas y un galón de pasamanería al tono perfilando todo el contorno de la tapa, le pusieron el toque romántico; y como terminación, un par de manos de barniz acrílico.
Un marco de puntillas blancas y un galón de pasamanería al tono perfilando todo el contorno de la tapa, le pusieron el toque romántico; y como terminación, un par de manos de barniz acrílico.
No sé aún el destino que le daré a mi nueva cajita. Tiene
el tamaño perfecto para guardar la creciente colección de servilletas
de decoupage y hacer parte en la organización de mi rincón creativo...
...aunque también podría llegar a albergar algunos de mis pequeños tesoros románticos (una triple hilera de perlas con sus aretes a juego, un pañuelo bordado con iniciales, un abanico traído de España por una amiga trotamundos, un par de guantes antiguos).
...aunque también podría llegar a albergar algunos de mis pequeños tesoros románticos (una triple hilera de perlas con sus aretes a juego, un pañuelo bordado con iniciales, un abanico traído de España por una amiga trotamundos, un par de guantes antiguos).
Pero sea cual sea su contenido, una cosa es segura: estará ubicada junto al retrato de mi abuela, y acompañada del hornillo de aromaterapia que me gusta encender mientras trabajo, para que todo mi espíritu se impregne de amor con la esencia dulzona y familiar de las violetas...
Con este sencillo proyecto me sumo a Marce en su regreso con los Findes Frugales... y ya me despido, no sin antes agradecer desde lo más profundo de mi corazón todos y cada uno de los mensajes repletos de amor, optimismo y buenos deseos que me han hecho llegar los últimos días; no siempre resulta fácil transitar a través de las "noches oscuras del Alma" (como dulcemente las llama mi querida Deba), pero se vuelve mucho más llevadero cuando una se siente tan mimada y rodeada de energía positiva... ¡¡¡Gracias a todas por ESTAR!!!