Al releer la última entrada, caigo en la cuenta de que quizá fui demasiado dura a la hora de juzgarme a mí misma. Tampoco es cierto que no esté haciendo NADA; quizá no tenga para mostrar alguna de esas hermosas labores que veo en los blogs amigos, pero algo he estado haciendo durante las últimas semanas, al menos en ratos perdidos: construir, de a poquito y con paciencia, un rincón personal para albergar y organizar mis proyectos creativos.
La verdad es que desde hace años vengo soñando con un espacio propio y exclusivo donde tanto pueda coser, tejer, pintar y hacer artesanías como escribir, leer, navegar por Internet e incluso meditar; de hecho, mi alma literalmente volaba al contemplar maravillas como la cabaña de Sandy, de "My Shabby Streamside Studio" que ya les mostré una vez...
...el de Abby de "Abby´s Paperie Garden"...
...al igual que tantos otros hermosos studios que pude visitar gracias a la convocatoria de Karen, de "My Desert Cottage", quien tuvo la genial idea de organizar por tres años consecutivos una fiesta virtual denominada "Where bloggers create" (donde las blogueras crean).
Marce, de "Colorín Colorado", se pregunta: ¿es imprescindible tener un lugar como esos para crear? No, claro que no lo es... pero ¡qué lindo sería! Contar con un sitio propio para cada herramienta, y no tener que andar juntando todo a mitad de la labor porque necesitan la mesa para servir el almuerzo o el sillón del living para ver el partido; o ir a buscar ese botón tan especial o esa puntilla antigua que nos encanta y saber que está allí, en su lugar, no debajo de una montaña de proyectos a medio terminar, restos de materiales y variados objetos inclasificables...
La excusa que me puse a mí misma durante todo este tiempo para postergarlo fue, naturalmente, la falta de espacio: antes vivíamos en un apartamento de 35 m2 donde había que hacer maravillas hasta para ubicar la cuna del bebé; y aunque hace unos meses nos mudamos a una casa mucho más amplia y cómoda, la mayoría de los ambientes están destinados a ser compartidos con los estudiantes que van a convivir con nosotros (ver la historia completa aquí), lo cual deja sólo dos dormitorios y un baño para nuestro uso exclusivo. Confieso que, en un principio, eso me intimidó un poco: ¿debería continuar posponiendo las ganas de tener mi paraíso privado hasta que se concrete la construcción de nuestra casa en la playa, en cuyos planos figura ya mi soñada "buhardilla"? La respuesta llegó -una vez más- a través de la web, cuando vi y leí la forma en que otras mujeres crean sus espacios íntimos en cualquier pequeño rincón del hogar. Vean si no el caso de Olivia, de "Olivia´s Romantic Home", que transformó un feo garage en esto...
La excusa que me puse a mí misma durante todo este tiempo para postergarlo fue, naturalmente, la falta de espacio: antes vivíamos en un apartamento de 35 m2 donde había que hacer maravillas hasta para ubicar la cuna del bebé; y aunque hace unos meses nos mudamos a una casa mucho más amplia y cómoda, la mayoría de los ambientes están destinados a ser compartidos con los estudiantes que van a convivir con nosotros (ver la historia completa aquí), lo cual deja sólo dos dormitorios y un baño para nuestro uso exclusivo. Confieso que, en un principio, eso me intimidó un poco: ¿debería continuar posponiendo las ganas de tener mi paraíso privado hasta que se concrete la construcción de nuestra casa en la playa, en cuyos planos figura ya mi soñada "buhardilla"? La respuesta llegó -una vez más- a través de la web, cuando vi y leí la forma en que otras mujeres crean sus espacios íntimos en cualquier pequeño rincón del hogar. Vean si no el caso de Olivia, de "Olivia´s Romantic Home", que transformó un feo garage en esto...
...o esta preciosura que construyó Janae, de "Not so shabby - Shabby Chic" en un pasillo de su casa:
Era hora, pues, de encontrar mi propio rincón -parte del cuarto de mi hijito, quizá- y poner manos a la obra para materializar el sueño. "¿Pero con qué dinero?", me susurró un diablillo al oído. "¡Justo ahora que el presupuesto familiar está tan limitado!" "No importa, recurriremos a la técnica de siempre: usar lo que tenemos a mano. No podemos permitirnos poner nuestras vidas y nuestra creatividad en espera de que lleguen más ingresos, porque lo único que hacemos es acabar por defraudarnos a nosotras y a los seres que amamos", replicó un ángel en mi otro oído (¿o era Sarah Ban Breathnach?)
Así que en eso me he pasado las últimas semanas: haciendo inventario de todo lo que está guardado por ahí, buscando muebles viejos y objetos en desuso a los que darle una nueva utilidad, y preparando mis lijas y latas de pintura para la "gran misión". Prometo ir contándoles poco a poco los avances; y espero esta vez no quedarme simplemente en una promesa...
Será entonces hasta el próximo capítulo de la telenovela :) ¡Abrazos para tod@s!
Era hora, pues, de encontrar mi propio rincón -parte del cuarto de mi hijito, quizá- y poner manos a la obra para materializar el sueño. "¿Pero con qué dinero?", me susurró un diablillo al oído. "¡Justo ahora que el presupuesto familiar está tan limitado!" "No importa, recurriremos a la técnica de siempre: usar lo que tenemos a mano. No podemos permitirnos poner nuestras vidas y nuestra creatividad en espera de que lleguen más ingresos, porque lo único que hacemos es acabar por defraudarnos a nosotras y a los seres que amamos", replicó un ángel en mi otro oído (¿o era Sarah Ban Breathnach?)
Así que en eso me he pasado las últimas semanas: haciendo inventario de todo lo que está guardado por ahí, buscando muebles viejos y objetos en desuso a los que darle una nueva utilidad, y preparando mis lijas y latas de pintura para la "gran misión". Prometo ir contándoles poco a poco los avances; y espero esta vez no quedarme simplemente en una promesa...
Será entonces hasta el próximo capítulo de la telenovela :) ¡Abrazos para tod@s!
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