Creo seriamente que toda mujer es, en esencia, un poquito bruja. Y no me estoy refiriendo al estereotipo de "bruja malvada" inmortalizado por los cuentos de hadas, que las pinta viejas, feas y llenas de verrugas, repartiendo hechizos y maldiciones a diestra y siniestra. Tampoco aludo a las glamorosas versiones hollywoodenses, capaces de volar con una sombrilla o realizar cualquier prodigio con sólo mover la nariz. Y mucho menos a las que se anuncian en la prensa como expertas en "atraer al hombre que te gusta" o "destruir a tu rival amorosa"...
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De lo que hablo es de que toda mujer conoce, de forma instintiva, la Magia que subyace en los pequeños actos de cada día. Una Magia sutil que hemos heredado de nuestras ancestras por cientos de generaciones, y que si bien no invocamos...
