Sí, de nuevo he estado "desaparecida" por varias semanas. Parecía un hábito superado, pero no: a esta altura va siendo hora de admitir que, simplemente, forma parte de mi naturaleza.
Y no, esta vez no voy a dar excusas. Podría intentar explicar que la gripe me tuvo radiada de toda actividad por más de diez días (¿cómo es posible que una enfermedad tan común y "estacional" pueda dejarla a una hecha un estropajo semejante?), o adoptar un aire snob y declarar que numerosos compromisos profesionales han desbordado mi agenda (en realidad han sido unos pocos, pero el solo hecho de tener que volver a concentrarme en detestables papeleos y trámites legales absorbe buena parte de mis reservas energéticas). Incluso podría confesar que, simplemente, mi musa inspiradora parece haberse tomado unas...
