
Muchas veces, a lo largo de mi vida, he tenido la extraña sensación de haber nacido fuera de época, como si nada de lo que soy, lo que siento o lo que me gusta hacer encajara con la fría realidad que me rodea en estos tiempos de consumismo enajenante, emociones descartables y "satisfacción inmediata". Desde muy jovencita sentí una atracción inexplicable por todo lo que tuviera cierto sabor antiguo, desde casas, muebles, ropa, libros o cristalería. Descubrí además que había nacido con gran destreza para las labores creativas (costura, tejido, crochet, pintura, artesanías) así como para reutilizar objetos y materiales nobles, tareas que las niñas de otros tiempos aprendían como parte de su educación elemental, pero que hoy han perdido por completo su valor dentro de una civilización que...
Continuar leyendo...