La buhardilla de Kassandra

Un santuario donde atesoro mis proyectos decorativos... y algunas otras pequeñas maravillas que enriquecen el Alma

enero 28, 2013

Amélie


¡Hola! Mi nombre es Amelia, y he sido invitada gentilmente por Kassandra para contar mi historia en su blog. Aunque por coquetería no voy a confesar la edad, si sigues leyendo pronto podrás adivinar que ya no soy una jovencita... Mis primeros recuerdos me ubican en un pueblito del interior donde trabajaba al servicio de una costurera artesanal, una de aquellas modistas "de antes" que se quemaban las pestañas desde el alba hasta bien entrada la noche sobre la máquina de coser, y de cuyas manos prodigiosas emergían prendas de factura impecable, cuidadas hasta en los más mínimos detalles -verdaderas obras de arte, si se me permite la licencia-. 


La vida era bastante sencilla en ese entonces; si bien en Europa había colegas que triunfaban luciendo colecciones exclusivas de los diseñadores más reconocidos, la mayoría de nosotras ni se enteraba porque no había televisión por cable ni Internet, como ahora. En realidad, las humildes ayudantes como yo llevábamos sencillos uniformes de lino gris o crudo, y apenas una o dos veces en la vida (cuando alguna clienta pudiente pasaba por el taller a hacer un encargo especial) nos atrevíamos a soñar con esos vestidos elegantes que salían en los figurines y que íbamos viendo día tras día tomar forma sobre nosotras...

Fuente
Fuente

El tiempo fue pasando -décadas, para ser honesta- y mi atuendo empezó a desgastarse con el uso constante; entonces esta buena señora, agradecida por tantos años de fiel compañía, me obsequió con un modesto traje estampado que me permitió continuar prestando servicios un tiempo más. Llegó el día en que la dama decidió jubilarse y me invitó a hacer lo propio; al principio acepté, y me retiré del bullicio del taller a la tranquilidad de un viejo galpón con vista al campo, desde donde veía pasar apaciblemente los días...


Sin embargo, al cabo de unos meses me aburrí de esa vida sedentaria y comprendí que, a pesar de mis años, aún tenía mucho para dar. Pero, ¿cómo generarme la oportunidad de volver a ser útil como en las épocas de juventud? Decidí que las nuevas tecnologías podían ayudarme, y publiqué un aviso en un conocido portal de compras y ventas on line... Así vine a parar a esta coqueta buhardilla, donde me encontré con múltiples objetos antiguos destinados a ser remozados y vueltos a la vida con una belleza nueva; no obstante, aún tuve que esperar turno varios meses para recibir mi propia "terapia de rejuvenecimiento". Y con el inicio de este nuevo año, el momento finalmente llegó...


Claro que para beneficiarme con un look moderno, primero debí despojarme de todas las raídas capas que me habían cubierto en mi vida anterior, y desnudar por completo mis defectos e imperfecciones ante la mirada de la nueva anfitriona. Admito que ello me provocó algo de vergüenza: ¡ya no había manera de ocultar mi verdadera edad!

 
 

Para mi sorpresa la señora no sólo no se decepcionó con ello, sino que por el contrario parecía encantada de que hubiera sobrevivido desde esas épocas de turbulencia y horror hasta este nuevo siglo, cuando llegué a sus manos. Pronto me condujo a un pequeño cuarto de costura (cuántos recuerdos...) donde amorosamente tomó mis medidas y volvió a sonreír con deleite: ¡las dos llevamos el mismo talle! 

Mientras cortaba y cosía con destreza mi nuevo uniforme de trabajo, fue confiándome algunos de sus secretos: me contó que el amor por la costura es una herencia familiar que se remonta a su abuela materna, una modista dedicada y vocacional que se preocupó diligentemente de que sus hijas aprendieran el arte de la aguja, y cómo actualmente la menor de sus nietas -quien jamás llegó a conocerla, aunque nació el mismo día que ella- se ha transformado en una exitosa diseñadora de alta costura, cuyos exquisitos vestidos y tocados de novia, fiesta y madrina pude apreciar publicados en las redes sociales.

Visita el facebook de "Vennia Alta Costura"

Durante las pruebas preliminares me confesó además que a ella también le apasionó desde siempre el diseño y confección de indumentaria, aún cuando por caprichos del destino terminó ejerciendo una profesión bien diferente; y que ahora -promediando su vida-, ha decidido contar con mi modesta colaboración para reencontrarse entre hilos, tijeras y puntillas con ese viejo amor, a través de la altered couture (que suena muy distinguido, pero es lo mismo en mi época llamábamos simplemente reformar, adaptar o "hacer de viejo nuevo"). Pronto nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común: ambas estábamos tratando, a través de este microcosmos de creatividad y belleza, de REINVENTARNOS A NOSOTRAS MISMAS... y entonces supe que llegaríamos a ser muy buenas compañeras de viaje.
 

Por fin, llegó el día del estreno... 


De mi nueva imagen, ¿qué puedo decir? Adoro la forma en que el traje se ajusta a mis curvas, y esas puntillas antiguas con que se decoraron los contornos. También me encanta el tope torneado que engalana mi cuello (¡quién diría que en su vida anterior remataba el barrote de una cortina!) 


El pie y accesorios de madera fueron pintados de blanco radiante y ligeramente desgastados, para darme un toque shabby chic...


Además, sobre mi pecho se estampó con thinner una sugestiva etiqueta en francés (para saber cómo fue hecho, recomiendo visitar el tutorial aquí)...


...y fui obsequiada con un hermoso broche con piedras y puntillas (confeccionado artesanalmente a partir de un prendedor comprado en un puesto callejero).


Pero el toque de gracia lo puso mi nueva amiga, al sugerir sutilmente que esta flamante posición como modelo de "haute couture" amerita la adopción de un nombre igualmente sofisticado: por eso, de aquí en más, me llamaré... AMÉLIE.


En cuanto a mis planes para el futuro, Kassandra opina que muy pronto debutaré en mi primera sesión de fotos, luciendo una pequeña muestra de su actual colección de atuendos de verano "refashioned" (modificados, teñidos y/o confeccionados por ella misma). Pero también hizo un anuncio emocionante: si nos esforzamos y trabajamos juntas, en marzo tendré oportunidad de participar en un maravilloso baile anual junto a docenas de colegas de todo el mundo, gracias a la gentil invitación de Carol en su blog The Polkadot Closet. ¿Se imaginan, viniendo desde un pueblito rural, estar ahora en un famoso baile internacional junto a la flor y nata de Bloglandia? 

Y por si ello no bastara, escuché por ahí en los rincones del cuarto de costura -donde las sábanas antiguas secretean con los manteles de damasco, mientras todos esperan para ser planchados- que se me está considerando seriamente para ser dama de compañía en el boudoir de una Reina Gitana (no tengo idea de qué se tratará ese asunto, pero seguro lo sabré a su debido tiempo...)

Por ahora me despido, aunque nos estaremos viendo muy pronto. ¡Hasta entonces, y gracias por honrarnos con tu visita!

Ah, casi lo olvidaba: esta semana planeo lucirme en...
 
"A Bouquet of Talent" de Life on Lakeshore Drive
"Transformed Tuesday" de PJH Designs
"Transformation Tuesday" de The Ironstone Nest
"Budget Decorating Party" de Creative Cain Cabin
"Blissful Whites Wednesday" de Timewashed

 "Treasure Hunt Thursday" de From my front porch to yours
"Home Sweet Home" de The Charm of Home 
"Shabbilicious Friday" de Shabby Art Boutique
"Be Inspired Friday" de Common Ground
"Feathered Nest Friday" de French Country Cottage
"Frugal Friday" de The Shabby Nest
"Show and tell Friday" de My Romantic Home


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enero 21, 2013

Compañeros del Alma

Desde siempre, los libros han sido mis compañeros más fieles y estimados. A los cuatro años, cuando descubrí maravillada que las letras unidas formaban palabras y éstas se juntaban para construir oraciones, se abrió ante mí un universo de increíbles dimensiones que desde entonces no ha cesado de estimular mi mente, mi corazón y mi espíritu... Durante los siguientes cuarenta años han pasado por mis manos miles de libros de las más diversas temáticas; y un par de cientos llegaron a ocupar un lugar tan especial entre mis posesiones personales, que aún siguen acompañándome a pesar de haberme reinventado a mí misma varias veces y de atravesar otros tantos cambios de hogar, con la necesidad de "aligerar equipaje" que cada uno de ellos suele implicar. De hecho, en mi mesa de luz es común encontrar dos o tres libros a medio leer, probablemente sobre tópicos muy diferentes, que voy escogiendo como una especie de terapia sui generis según el estado de ánimo en que me encuentre...

Pero ciertos libros no son simplemente una distracción o una fuente de conocimiento, sino que nos tocan tan profundamente y dejan una huella tan particular en nuestra Alma, que pronto se transforman en amigos inseparables: son los que llamamos libros de cabecera, esos que escogeríamos sin dudar ante la pregunta de "qué objeto llevarías contigo a una isla desierta". En lo personal, tengo una manera muy poco ortodoxa de relacionarme con estos libros especiales: cuanto más caro es el libro a mi corazón, mayor será el número de subrayados, anotaciones al margen y marcas de distinta índole que se hallarán en sus páginas, sin mencionar que suelo también "intervenir" las cubiertas y contracubiertas con papeles decorados, láminas, flores de encaje y elementos por el estilo (ya lo sé: para la mayoría de amantes de los libros esto es considerado un sacrilegio, por más que trate de explicarles que esa es precisamente mi manera de AMARLOS!)

Lo cierto es que el manejo diario de nuestros ejemplares favoritos puede causar en ellos un desgaste indeseado, especialmente en las cubiertas -muchos de los míos, por obvias razones, son ediciones económicas de tapas blandas-; por eso, hallar una forma de protegerlos que además resulte bonita me pareció una idea súper inspiradora... 


¿Recuerdan cuando les mostraba esta original creación de Monica, de The White Bench? Sus fundas de tela para libros y agendas no solamente son funcionales, prácticas y lavables, sino también exquisitamente decorativas (quienes no hayan leído el post entonces, pueden verlo aquí); y desde que las descubrí, supe que mis dos libros favoritos de Sarah Ban Breathnach -los que uso para mis meditaciones matinales- merecían lucir un atuendo tan shabby chic...
 
(La puntilla es el primer detalle con que lo engalané...)
 

Confieso que, para variar, si bien en ese momento pensé que sería una tarea relativamente sencilla y rápida de realizar, hubieron de pasar varios meses antes de que encontrara el momento y la energía para poner manos a la obra. Sin embargo, estas semanas de espera previas a la mudanza (con casi todas nuestras pertenencias ya empaquetadas y fuera de mi alcance), me han brindado la oportunidad perfecta para matar el tiempo y la incertidumbre resucitando esos pequeños proyectos inconclusos... De modo que tras reunir recortes de diversas telas, cintas, restos de puntilla y otros elementos decorativos, esta es finalmente mi primera versión de las fundas para forrar libros:


Para la estructura principal utilicé una tela blanca de algodón liso, sobre la que apliqué una pieza central de broderie también blanco, que remata hacia la parte delantera en una ancha puntilla de algodón ribeteada con cinta de gros, y en la parte trasera con una puntilla antigua de hilo -tipo entredós-. Una cinta de raso doble cosida en la mitad del borde superior sostiene un pequeño abalorio que hace las veces de marcador de páginas, y el cierre es también una cinta doble sujeta con un botón metálico decorado con motivos celtas.

Vista de la parte interior, con las solapas donde se introducen las tapas del libro.
Detalle de la puntilla delantera y el botón de cierre

Para la segunda versión elegí un trozo de tela tipo damasco blanca, con textura de flores, sobre la que apliqué en la parte trasera una doble hilera de festón blanco que bordea una cinta de raso color manteca. Para la cubierta delantera preparé una aplicación con un recorte de un pañuelo antiguo, sobre el cual transferí una lámina empleando la técnica del thinner (a continuación explico el paso a paso) y luego teñí con té para darle una tonalidad completamente sepia. Finalmente agregué un pequeño bouquet de rosas blancas de organza, una cinta doble de raso con un abalorio para marcar las páginas y un botón para cerrar.

 

 TÉCNICA DE TRANSFERENCIA CON THINNER

- Realizar una fotocopia láser color de la lámina elegida EN ESPEJO (en mi caso la lámina estaba en color sepia, y de paso agradezco a Imágenes Vintage Gratis por la bella imagen de la dama de mirada lánguida)


- Colocar la fotocopia boca abajo sobre la tela y fijar con cinta de papel o alfileres.
- Mojar una mota de algodón con thinner y humedecer suavemente la imagen por el revés (veremos que comienza a traslucirse el dibujo a medida que el thinner se impregna en el tóner de la fotocopia).
- Una vez que la lámina quedó humedecida por completo, frotar vigorosamente en círculos por el revés de la misma con el dorso de una cuchara, "espiando" de vez en cuando para asegurarnos que la transferencia se esté realizando adecuadamente. 
- Retirar con cuidado la fotocopia, y planchar por el revés de la tela para fijar.

PRECAUCIONES:
* El thinner es un material altamente inflamable y tóxico, por lo que se deberá trabajar en ambientes bien ventilados, preferiblemente usando máscara, y lejos de cualquier fuente de calor.
* En caso de que se pretenda transferir una lámina grande debe trabajarse en partes, mojando y frotando con la cuchara por segmentos, ya que el thinner es muy volátil y se evapora rápidamente.  

 
 Así pues, estos fueron los resultados finales:


¿Cuáles son tus "compañeros del Alma" en este momento? ¿Verdad que merecen verse ellos también engalanados así?

Esta semana participaré en las siguientes convocatorias:

"Transformed Tuesday" de PJH Designs
"Transformation Tuesday" de The Ironstone Nest
"Budget Decorating Party" de Creative Cain Cabin

"Blissful Whites Wednesday" de Timewashed
 "Treasure Hunt Thursday" de From my front porch to yours
"Shabbilicious Friday" de Shabby Art Boutique
"Be Inspired Friday" de Common Ground

"Feathered Nest Friday" de French Country Cottage
"Frugal Friday" de The Shabby Nest
"Show and tell Friday" de My Romantic Home
 
Bendiciones, y hasta la próxima entrada.

ACTUALIZACIÓN (28/01/13)

Este proyecto fue destacado como el más visitado de la semana en "Transformed Tuesday #23" de PJH Designs ... ¡Gracias Peggy, por ser la anfitriona de tan encantadora convocatoria! 

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enero 15, 2013

Shabby Chic express

Esta mañana me levanté con ganas de encarar uno de esos proyectos fáciles, rápidos y bonitos que podemos empezar y terminar en un rato, y resultan por tanto especialmente motivadores para aquellas que no tienen mucha paciencia con trabajos largos y tediosos :) Hace mucho tiempo vi en Pinterest una idea que me inspiró y la guardé en mi "archivo mental", sabiendo que tenía en casa todo lo necesario para realizarla en el momento adecuado. Se trataba de este exquisito porta-bijou:

Fuente

Para realizar mi versión del mismo, sólo tuve que buscar un viejo bastidor de bordar que no utilizaba desde hace años, retazos de encaje -reciclado de un adorno de torta-, un trozo de cinta blanca, ¡y ya estaba lista para comenzar!


El primer paso fue colocar una pieza de encaje entre los dos aros de madera, cuidando de que quedara perfectamente tensa (tal como si fuera a bordar en ella) y cortar justo por el borde inferior con una tijera muy afilada. Hecho esto, retiré la tela del bastidor y apliqué a éste una mano de látex blanco mate.


Mientras secaba la pintura, tomé una franja de encaje -que como puede verse contaba ya con una puntilla aplicada en ambos bordes- y la dividí al medio en forma longitudinal.


Uní los extremos de las franjas así obtenidas, las fruncí usando la máquina de coser para obtener un volado muy shabby chic, y lo apliqué alrededor del círculo de tela que había cortado antes.


Una vez que los aros de madera estuvieron completamente secos, utilicé una lija fina para desgastarlos en algunas partes y así darles un efecto envejecido.


Luego, sólo restaba volver a colocar la pieza de encaje en el bastidor, añadirle un trozo de cinta para colgarlo... y listo!

 
 
 
 
 

Tiempo total de trabajo: menos de media hora (el empleado en tomar las fotos no cuenta jejeje) Costo total: $ 000. Y una ventaja adicional: al no estar pegado a la madera, el encaje puede ser retirado para su lavado tantas veces como sea necesario...

¿A que dan ganas de intentarlo?


Bueno, por hoy las dejo con esto; será hasta el próximo encuentro. Esta semana participo en:

"Transformed Tuesday" de PJH Designs
"Transformation Tuesday" de The Ironstone Nest
"Budget Decorating Party" de Creative Cain Cabin 
"Blissful Whites Wednesday" de Timewashed
 "Treasure Hunt Thursday" de From my front porch to yours 
"Shabbilicious Friday" de Shabby Art Boutique
"Be Inspired Friday" de Common Ground
"Feathered Nest Friday" de French Country Cottage
"Frugal Friday" de The Shabby Nest
"Show and tell Friday" de My Romantic Home

Bendiciones mil.
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